Aun cuando a largo plazo el principal efecto de un incremento en la cantidad de dinero es el incremento de los precios, a corto plazo su efecto es más complejo y controversial. La mayoría de los economistas describe los efectos a corto plazo de un incremento de dinero de la siguiente manera:
·
En la economía, un incremento en la cantidad
de dinero estimula el nivel total de gasto y, por ende, estimula también la
demanda de bienes y servicios.
·
Con el tiempo, un incremento en la demanda
puede ocasionar que las empresas incrementen sus precios, pero antes de que
esto suceda, este incremento en la demanda estimula a las empresas para que
produzcan más bienes y contraten más trabajadores.
·
Un incremento en el número de trabajadores
contratados reduce el desempleo.
Este tipo
de razonamiento lleva a la economía, a corto plazo, a enfrentar una disyuntiva entre
inflación y desempleo.
Aunque
algunos economistas todavía cuestionan estas ideas, la mayoría acepta que, a
corto plazo, la sociedad enfrenta una disyuntiva entre inflación y desempleo. Esto
significa que, en un periodo de uno o dos años, varias de las políticas
económicas influyen en la inflación y el desempleo en sentidos contrarios.
Independientemente de que los niveles de inflación y desempleo sean altos, como
en Estados Unidos a principios de la década de 1980, bajos, como a finales de
la década de 1990, o algo intermedio, las autoridades económicas enfrentan esta
disyuntiva. A corto plazo, la disyuntiva entre desempleo e inflación desempeña
un papel clave en el análisis del ciclo económico, el cual consiste en
fluctuaciones irregulares y en gran medida impredecibles de la actividad
económica, medida ésta por la producción de bienes y servicios, o por el número
de personas empleadas.
A corto
plazo, los diseñadores de políticas económicas pueden explotar esta disyuntiva
utilizando diversos instrumentos. Pueden cambiar, por ejemplo, la cantidad que
gasta el gobierno, el monto de los impuestos, la cantidad de dinero que se
imprime; en fin, que dichas autoridades pueden influir en la demanda global de bienes
y servicios. Los cambios en la demanda, a su vez, influyen en la combinación de
inflación y desempleo que la economía experimenta a corto plazo. Debido a que estos
instrumentos de política económica son muy poderosos en potencia, la manera en
que los diseñadores de las políticas económicas deben usarlos para controlar la
economía, si acaso deben usarlos, es tema de incontables debates.
Fuente:
Gregory Mankiw, Principios de la Economía
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