En la vida cotidiana podemos encontrar este concepto, cuando, por ejemplo, el precio de las bananas aumenta, las personas deciden consumir menos bananas; a su vez, el productor decide contratar a más personas, con la finalidad de cultivar más bananas. En suma, un precio de mercado más alto incentiva a los compradores a consumir menos y a los productores a producir más.
Como después
se verá, la influencia de los precios en el comportamiento de los consumidores
y los productores es de vital importancia para determinar cómo distribuye una
economía de mercado los recursos escasos. Las autoridades no deben olvidar los
incentivos, pues muchas de las medidas que toman alteran los costos o los
beneficios que enfrentan los individuos y, por tanto, su conducta.
Otro ejemplo
acerca de este concepto sería el siguiente: Un impuesto a la gasolina, esto
motivará a las personas a usar automóviles compactos y eficientes. De hecho,
ésta es una de las razones por las que en Europa se utilizan automóviles
compactos, ya que en ese continente los impuestos a la gasolina son más altos
que en Estados Unidos, donde las personas usan vehículos más grandes. El
impuesto a la gasolina también incentiva los viajes en automóvil compartido, el
transporte público y el tratar de vivir más cerca del lugar de trabajo. Si este
impuesto fuera más alto, las personas tenderían a usar más automóviles
híbridos, y si fuera más alto aún, se utilizarían automóviles eléctricos.
Fuente:
Gregory Mankiw, Principios de la Economía
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