Su camisa hecha en Texas con telas enviadas de Carolina del
Sur se mancha de café colombiano. Después de clases, se va con un compañero en
un automóvil japonés por una carretera estatal que es parte de una red que
tardó 20 años en construirse a un costo de miles de millones de dólares. Luego
se detiene a cargar gasolina refinada en Louisiana obtenida de petróleo saudita
que llegó a Estados Unidos en un superpetrolero que, durante tres años, se armó
en astilleros de Maine.
Más tarde, conecta a Internet su computadora portátil,
ensamblada en Indonesia con componentes fabricados en China, para enviarle un
mensaje de correo electrónico a su hermano, que vive en la ciudad de México;
luego llama a un amigo mediante su teléfono celular fabricado en Finlandia. La señal
es captada por una antena de microondas escondida en la torre de una iglesia,
que ésta le alquila a una compañía de telefonía móvil que recién compró un
consorcio europeo.
Cotidianamente, uno usa o consume decenas de miles de cosas,
tangibles e intangibles: edificaciones, música de rock, discos compactos
(CD´s), servicios telefónicos, productos básicos, papel, pasta de dientes,
pinzas, jabón, relojes digitales, protección contra incendios, bancos,
electricidad, huevos, seguros, canchas de futbol, computadoras, autobuses,
alfombras, tren subterráneo, servicios médicos, aceras, etc. Alguien hizo todo
eso. Alguien coordinó hombres, mujeres y materiales para producirlo y
distribuirlo. Para lograrlo se tomaron miles de decisiones. De alguna manera llegaron
a usted.
En Estados Unidos, más de 140 millones de personas (casi la
mitad de su población total) ocupan cientos de miles de plazas laborales y
generan bienes y servicios que valen más de 12 billones de dólares anuales.
Algunos no encuentran trabajo; otros prefieren no trabajar. Unos son ricos y
otros, pobres.
Cada año, Estados Unidos importa automóviles, componentes y
refacciones a un costo superior a 240,000 millones de dólares y petróleo y sus
derivados por alrededor de 180,000 millones; exporta productos agrícolas,
incluyendo comida, con un valor cercano a 62,000 millones de dólares.
En las principales ciudades se levantan altos edificios de
oficinas. En los suburbios se construyen viviendas y condominios. En otros
lugares hay casas abandonadas y cercadas.
Unos países son ricos y otros están empobrecidos. Algunos
crecen y otros no. Ciertas empresas prosperan mientras que otras van a la
quiebra.
En cualquier momento, todas las sociedades se enfrentan a las
limitaciones impuestas por la naturaleza y las generaciones precedentes.
Algunas sociedades tienen una dotación generosa de tierras fértiles, agua, sol
y recursos naturales. Otras tienen desiertos y pocos minerales. Algunas
sociedades han recibido mucho de las generaciones pasadas: arte, música,
conocimientos técnicos, edificaciones hermosas y fábricas productivas. A otras
les dejaron terrenos erosionados y agotados por el pastoreo, ciudades arrasadas
por las guerras o ambientes naturales contaminados. Todas las sociedades tienen
límites.
La economía es el estudio de cómo los individuos
y las sociedades deciden utilizar los recursos escasos que les han
proporcionado la naturaleza y las generaciones anteriores. En esta definición,
la palabra clave es deciden. La economía es una ciencia conductual o social. En
buena medida, es el estudio de cómo escoge la gente. Cuando se suman, las
decisiones que toman las personas representan las elecciones de la sociedad.
Fuente: PRINCIPIOS DE MACROECONOMÍA, Karl E. Case, Ray C.
Fair, octava edición
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